martes, 23 de julio de 2013

TERUEL

El dicho es cierto, Teruel existe, y además merece la pena visitarlo. Intercalamos una fugaz visita a esta ciudad en el viaje que hicimos a Cuenca y Albarracín, fue el día 12 de junio de 2013. Llegamos desde Cuenca por la N-420. Es una carretera en buen estado, pero los últimos 30 Km es muuuuy estrecha y prácticamente no se puede adelantar, así que si os topáis con un camión, lo perseguiréis hasta Teruel como nos pasó a nosotros.
Con tan sólo 35.000 habitantes es la capital de la provincia que lleva su nombre, y es un auténtico tesoro del arte mudéjar.
Dejamos el coche junto a la estación de tren, y justo enfrente, para acceder al casco histórico ya nos encontramos con la primera maravilla de la ciudad, la Escalinata, que construida en 1921 conjunta los artes mudéjar y modernista. Está hecha de ladrillo y decorada con cerámica, y tiene unas preciosas farolas de forja.


En el descanso tiene un bonito altorrelieve mostrando la escena del beso de los Amantes de Teruel.


Arriba de la Escalinata, nos encontramos con varias terrazas y decidimos tomarnos una cañita y unos frutos secos porque el calor ya empezaba a dar duro. Por lo visto aquí calienta mucho por el día y refresca por la noche.

Seguimos subiendo hacia el centro histórico y llegamos a la Plaza Carlos Castel, más conocida como Plaza del Torico. De forma triangular y rodeada de soportales y terrazas, es un hervidero de gente a cualquier hora del día, tiene un ambiente tremendo. En el centro de la plaza está el famoso Torico en lo alto de una columna. Os llamará la atención su pequeño tamaño.


Rodeando la plaza hay hermosas casas de estilo modernista, al igual que en otros lugares de la ciudad.

Archivo Histórico Provincial
Justo al lado de la Plaza del Torico, en la Plaza de los Amantes está la oficina de información turística.

Muy cerca está la Catedral de Santa María de Mediavilla, que tiene una torre campanario de estilo mudéjar, con la parte baja atravesada por una calle. La entrada cuesta 3 € (para jubilados y grupos es 2 € y gratis para menores de 7 años) y con ella se puede visitar también el Museo de Arte Sacro. El horario turístico es 11 a 14 horas y de 16 a 19 horas (en verano de 16 a 20 horas) sólo en días laborables. En su interior impresiona la Techumbre Mudéjar que cubre toda la nave central. Hay visitas guiadas para ver la Techumbre, pero a nosotros no nos coincidió.



Quedan en la ciudad varios torreones que formaban parte del recinto amurallado, y cerca del más característico, el Torreón de Ambeles, está el Acueducto-Viaducto de los Arcos.




Decidimos reponer fuerzas en el Restaurante Los Arcos, muy cerca del acueducto, en la Ronda Dámaso Torán 6. Comimos dos menús por 10 € que estuvieron muy bien con gambones, delicias de Teruel (tostas de jamón con tomate, aceite y ajo, muy rico), solomillo al roquefort, postre y café. Los platos además tenían una muy cuidada presentación.

Con nuevos bríos nos fuimos a ver el Mausoleo de los Amantes de Teruel, gestionado por la Fundación del mismo nombre, y que se encarga de hacer conocer la historia de amor de Isabel de Segura y Juan Diego Martínez de Marcilla. Aquí hay varias modalidades de entrada según lo que queramos visitar, el Mausoleo, la Iglesia de San Pedro, la Torre de San Pedro y ándito, el claustro, el ábside o varias cosas juntas. Nosotros como íbamos justitos de tiempo sólo visitamos el Mausoleo. Nos costó 4 €, y lo más destacable es la obra de las estatuas yacentes de los Amantes en la que como se sabe sus manos no llegan a unirse y bajo las que están sus momias. Es una escultura preciosa con sus rostros perfectos de belleza angelical y esas manos y pies perfectos.


Luego callejeamos un poco y vimos las otras torres mudéjares, la Torre del Salvador y la de San martín.

Torre de San Martín
Ya para despedirnos vimos el Viaducto que comunica el casco histórico con la ciudad nueva, y nos quedamos con las ganas de ver esta última porque ya teníamos que salir hacia Albarracín para seguir  viaje.

martes, 9 de julio de 2013

CUENCA

Esta vez corrimos a bulixa por Cuenca. Unos días antes de salir decíamos "¿Y que vamos a hacer en Cuenca cuatro días? Y al final nos faltaron dos para ver todo lo que hubiésemos querido. Así que ya sabéis, no vayáis justos de días que tiene mucho pero mucho que ver.
Cuenca es una provincia situada en el centro-este de la Península Ibérica y que forma parte de la Comunidad de Castilla-La Mancha. Con sus 17.141 Kmes la quinta provincia en tamaño de España (véis como es grande).
Sita y yo viajamos en coche desde Lugo hacia allí el 8 de Junio de 2013 en lo que sería el inicio de un viaje para visitar la provincia de Cuenca, y las ciudades de Teruel y Albarracín.
Cuenca capital tiene unos 57.000 habitantes, y es una ciudad que tiene dos partes, la ciudad antigua y la nueva. La primera está situada sobre un cerro rocoso bordeado por las hoces del río Júcar al Norte, y su afluente el río Huécar al sur. Su altitud va desde los 920 m. en la ciudad nueva, hasta los más de 1000 en la parte más alta de la ciudad antigua.


ALOJAMIENTO


Nos alojamos en Cuenca capital, en el Hotel Pedro Torres. Es un dos estrellas que encontramos a través de Booking.com, y que está situado en la C/ Cervantes, 15, en plena ciudad nueva. Su ubicación es perfecta, cerca de la zona de tiendas, bares y restaurantes. Se puede aparcar por las inmediaciones, sobre todo en las calles próximas a las estaciones de tren y autobús, que están a 300 metros. Desde allí se sale fácilmente para ver el resto de la provincia. Nosotros cogimos la habitación doble superior, por poco más de 36 €/ noche sin desayuno, y era exterior, amplia, con suelo de madera, baño privado, calefacción, WIFI (en las habitaciones de la primera planta funciona genial, en la segunda ya va algo peor) y TV LCD. Llamando por teléfono a recepción se podía conseguir secador de pelo, libros de lecturas, juegos para niños y hasta algunas bebidas y snacks. El trato del personal fue inmejorable, nada más llegar nos dieron un plano de la ciudad y nos explicaron donde estaba todo y hasta nos aconsejaron una ruta para ver la parte vieja y los sitios con mejores vistas. La limpieza era muy buena, la única pega era que la luz artificial de la habitación era un poco escasa, pero de volver a Cuenca nos alojaríamos otra vez en él.

QUÉ VER EN LA CIUDAD

Desde la parte nueva de la ciudad vamos hasta el río Huécar, lo cruzamos y seguimos su orilla hasta llegar a la ruta turística, e iniciamos una subida hacia el Puente de San Pablo. A la izquierda veremos la típica vista de las Casas Colgadas, de frente el Puente que cruza el río permitiendo el acceso a ellas, y un poco más arriba el Convento de San Pablo, hoy convertido en Parador de Turismo.


Puente y Convento de San Pablo
Las Casas Colgadas es el monumento más característico de la ciudad. Su origen parece ser una casa señorial. Hoy el conjunto lo forman tres casas, dos de las cuales ( Las Casas del Rey) albergan el Museo de Arte Abstracto Español. En la otra hay un mesón. La verdad es que al verlas antes del viaje en fotos, no nos llamaban especialmente la atención, pero al verlas allí en vivo y con todo su entorno, nos gustaron mucho más.

Subiendo un poco más, ya dentro de la parte antigua, llegamos hasta la Plaza Mayor, escenario de las principales fiestas de la ciudad. Allí encontramos el Ayuntamiento y la Catedral, así como una zona de terrazas para reponer fuerzas después de la subida.


La Catedral de Santa María y San Julián nos encantó. Es del gótico temprano. Nos fliparon los techos de la sacristía y de alguna capilla. Las rejas decoradas con niños, y diversos animales y vegetales también son una pasada. Llaman la atención los vitrales abstractos con los que sustituyeron algunas vidrieras que estaban deterioradas. La visita nos costó 3,8 €, e incluía servicio de audioguía.

Plaza abajo está el ayuntamiento con unos soportales porticados por donde circula el tráfico, y pasando bajo ellos, en los edificios de la derecha nos encontramos la oficina de turismo. Allí nos atendió de manera inmejorable una chica realmente maja.

Callejeando por la zona vieja nos encontramos con la Torre de Mangana. La plaza donde está ubicada estaba en obras y no se pudo llegar hasta ella.


Subiendo hasta la parte más alta de la ciudad llegamos al castillo, hoy en ruinas conserva una torre y la entrada a la alcazaba. Un poco más arriba se llega a un bonito lugar con varios restaurantes y desde donde hay unas vistas impresionantes de la ciudad y donde se puede aparcar el coche (aunque recomiendo subir andando para ir viendo toda la ciudad vieja).

Vista de Cuenca desde la zona del Castillo

Callejeando por toda la parte antigua te vas encontrando un montón de lugares interesantes, subes y bajas miles de escaleras y te encuentras con muchos miradores a las hoces de los ríos Júcar y Huécar.


Si queréis relajaros daos un paseo por la orilla del Júcar, os encantarán sus aguas color esmeralda y el olor a espliego, romero y tomillo. Si queréis repostar, a lo largo del recorrido os encontraréis con algún bar con terrazas.

DONDE COMIMOS

La toma de contacto no fue la mejor. Poco después de llegar decidimos cenar en un bar de la calle San Francisco, Casa Amparo. Yo cené un plato combinado (con patatas precocinadas) y Sita una pizza cuatro quesos que le trajeron 40 minutos más tarde que mi plato, encima la masa estaba muy buena, pero el queso parecía plástico y le dejó el estómago para el arrastre. No sé, a lo mejor no tenían el día, pero desde luego con nosotros no se lucieron.

Al día siguiente íbamos a comer en el Restaurante San Juan en la Plaza Mayor, el menú por 10 € tenía buena pinta, pero estaba tan lleno que seguimos subiendo hasta el Barrio del Castillo y comimos en el Mesón Torreón. Comimos un menú de 15 €, guisantes con jamón de primero para los dos (muy rico) y de segundo merluza rebozada para Sita que seguía con el estómago tocado y no pudo probar mi delicioso estofado de ciervo. También incluía postre (pudding y flan) y café. La chica que nos atendió nos pareció muy maja.

Cenamos en el Mesón José, calle San Francisco, un menú de 9 € (pisto manchego y cordero, y lasaña de carne y solomillo de cerdo, también incluía postre o café), estuvo muy rico.


PARA TAPEAR

Pues la verdad es que es una ciudad llena de bares y donde las tapas están muy buenas. La zona principal es la calle San Francisco, es una zona llena de terrazas con mucho ambiente, pero también se pueden encontrar un montón de bares por toda la zona nueva, el Barrio del Castillo o la Plaza Mayor. Nosotros probamos los siguientes:

  • Taberna Miguel, calle San Francisco, cañas a 1,2 € y buenas tapas (tacos de jamón york y queso en aceite, y pescadito frito).
  • El Quinto Pecado, Alférez Rubianes, 4. de tapa nos dieron jamón york a la plancha en un panecillo. Aquí nos llamó la atención una oferta que tenían, y es que los martes pagabas la primera caña y a partir de la segunda te la jugabas a los chinos.
  • Y sobre todo, La Bodeguilla de Basilio en la calle Fray Luís de León. Habíamos visto en varios foros que era muy pequeño, que siempre estaba lleno y que las tapas eran una pasada. Fuimos un martes alrededor de las 10 de la noche, y sólo estábamos otros cuatro chicos y nosotros. La atención genial, y las tapas que deciros, con la primera ronda pretapa de una especie de consomé mientras preparaba la tapa, que fue una fuente enorme con jamón a la plancha, huevos de codorniz fritos, ensalada, y alguna cosa más, con la segunda trajo otra fuente con ensalada, unas tostas y tres chipirones culturistas, es decir de buen tamaño. Las cañas son caras, 2,9 €, pero sales de allí cenado, o sea que compensa. El sitio está todo lleno de fotos y recortes de periódicos que hablan del local o de Cuenca. Está cerrado los lunes y creo que también los domingos a la noche. Como vale más una imagen que mil palabras aquí os dejo esto:




Para comprar regalos y recuerdos hay tiendas de souvenirs en la Plaza Mayor y alrededores. La zona comercial es la calle Carreterías, en la zona nueva.


LA PROVINCIA


En un día vimos La Ciudad Encantada, El Nacimiento del Río Cuervo, La Cascada del Molino y El Ventano del Diablo.

La Ciudad Encantada está a 37 Km de Cuenca, cerca de Valdecabras en una amplia zona de pinares y a una altura de 1500 m, y se puede llegar por la CM-2104, o bien por la CM-2105 y hacer los últimos 6 Km por la CM-2104. Parece ser que hay servicio de autobuses desde Cuenca para llegar hasta aquí.
Es un paisaje de formaciones rocosas calcáreas o calizas que se fueron modelando por la acción del agua, del viento y del hielo a lo largo de los años, y está en una finca privada. Fue declarada Sitio Natural de Interés Nacional. Su visita cuesta 3 €. Hay un recorrido señalizado de cerca de tres kilómetros de dificultad mínima, que se realiza en una hora y media más o menos, viendo las diferentes rocas a las que les dan nombre de animales y cosas por su parecido (aunque a alguna para encontrárselo hay que hacer un ejercicio de imaginación importante o bien consumir alguna sustancia prohibida). Al empezar el recorrido está el tormo alto, símbolo de La Ciudad Encantada y lugar donde el líder hispano Viriato fue incinerado. Más adelante se ven el resto de figuras (los barcos, el perro, cara de hombre, la foca, el tobogán, el puente romano, mar de piedra, lucha elefante cocodrilo, el convento, hongos teatro, la tortuga, los osos y los Amantes de Teruel). Es un paseo agradable y curioso, pero la verdad es que esperábamos que nos gustase más. Si no queréis pagar la entrada, podéis  ir a ver Los Callejones de las Majadas, que por lo visto es un paisaje similar y gratis.


El tormo alto


A poco más de 80 Km de Cuenca, yendo por la CM-2105 y pasando por los pueblos de Uña (con su bonita laguna), el embalse  de La Toba (precioso paisaje), Huélamo y Tragacete, vemos El Nacimiento del Río Cuervo. A nosotros nos coincidió un día precioso, y además lo vimos sin gente alrededor, estábamos solos, y aquello era el paraíso. El río aún llevaba bastante agua, y la deja caer desde altas cornisas formando una cascada de una belleza espectacular.

Hay tres o cuatro bares al otro lado de la carretera, y un área recreativa con mesas donde comimos supertranquilos oyendo el fluir del agua, y desde ellas, yendo en sentido contrario a la corriente  fluvial, llegamos hasta las regueras, preciosas cascadas que forma el río. Hay una rampa que llega hasta aquí para permitir el acceso a personas con problemas de movilidad. Más arriba la senda nos lleva hasta donde nace el río, saliendo de un pequeño agujero en la roca.

El centro de interpretación del Nacimiento del Río Cuervo está en Vega de Codorno, muy cerca del propio Nacimiento, y abre del 22 de junio al 11 de septiembre, es decir, nosotros para variar lo pillamos cerrado.


Volviendo del Río Cuervo, en Tragacete, vimos una señal que indicaba el nacimiento del Júcar, esto parece la sala de partos de los ríos, así que decidimos seguir ese camino para verlo, y más o menos a los dos o tres Km, nos encontramos con una sorpresa, un área recreativa y un pequeño sendero que llevaba justo hasta debajo de una preciosa cascada. Merece la pena verla, se llama La Cascada del Molino y está señalizada.


Seguimos hacia donde nace el Júcar, pero poco después de pasar la Fuente de San Blas y el albergue, el camino estaba inundado y tuvimos que dar la vuelta, pero sólo por ver la cascada ya mereció la pena coger el desvío.

De vuelta hacia Cuenca paramos en El Ventano del Diablo, está a 30 Km de Cuenca, y es un mirador de formación natural entre dos rocas desde donde podemos contemplar unas vistas impresionantes de la Hoz del Júcar.



Otro día lo dedicamos a ver el Castillo de Belmonte y Alarcón.

Si sois seguidores de la serie de TVE Isabel, no os podéis perder el Castillo de Belmonte. Está a 96 Km de Cuenca por la N-420. Fue construido por Juan Pacheco (Marqués de Villena), y tras su muerte siguió la obra su hijo Diego López Pacheco. En él también vivió la emperatriz Eugenia de Montijo. Es un castillo precioso y muy bien conservado, y seguramente al verlo os suene, porque aparece en películas como El Cid, Los Señores del Acero, Juana La Loca o El Caballero Don Quijote. La visita cuesta 8 € y se hace con audioguía.



Molinos en Belmonte, muy cerca del Castillo
Después, lo normal sería ir a Saelices para ver el Parque Arqueológico de Segóbriga, pero queríamos ver Alarcón y el tiempo no daba para más, así que allá nos fuimos. Está situado 87 Km al sur de Cuenca y está declarado Conjunto Histórico -Artístico.Es una villa de unos 200 habitantes que está regada por el Río Júcar y río arriba está el Pantano de Alarcón. Destaca sobre todo su castillo, que hoy es Parador de Turismo.

La entrada a la villa es alucinante, te hace sentir como Aragorn, hijo de Arathorn en el Señor de los Anillos. Se pasa bajo dos arcos y te encuentras con el castillo. En las lomas que rodean a la villa al otro lado del río hay torres que tenían finalidad defensiva y de vigilancia desde las que se hacían señales con espejos.

Entrada a la villa de Alarcón
Pequeña fortaleza en los alrededores de Alarcón

La villa estaba casi desierta. Buscamos la oficina de turismo y vimos que sólo abría por las mañanas a causa de la dichosa crisis. Dimos una vuelta mirando un sitio para comer y nos decantamos por uno llamado El Quijote que tiene un patio en el que nos sentamos. El menú costó 12 € y era bastante normalillo. Después de ver el pueblo, hice un pequeño recorrido por un sendero que rodea al pueblo a la orilla del río, estaba bastante descuidado, con mucha maleza y árboles caídos y en el río había de todo, hasta ruedas de tractor.

Y este fue nuestro periplo por Cuenca. Nos quedaron sin visitar por falta de tiempo sitios como el Parque Arqueológico de Segóbriga o Buendía y la Ruta de las Caras. Si vais os gustará, pero recordad llevar ropa de abrigo porque por las noches sopla un airecillo que espabila a uno.

Quiero aprovechar para mandar un fuerte abrazo a Juan y Geni, que están viviendo allí por motivos de trabajo, y con los que pude tomarme unas cañitas para recordar viejos tiempos.